jueves, 22 de julio de 2010

¿Quieres ser Alejandro Martinez?

Atención: Este texto no pretende mostrar una visión sesgada o mofarse de nuestros hermanos Evangélicos. Tengo muy buenos amigos de esa confesión y no hemos dejado de serlo. En todas las religiones -incluída la católica, que yo profeso- se corre el riesgo de desvirtuar el mensaje central y caer en fundamentalismos o en una adoración desmedida hacia un ser humano que puede equivocarse. Mi denuncia es hacia una conjunto de situaciones que he observado en mi vida y que me hablan de hasta dónde puede llegar una persona con la intención de volverse un líder de opinión. Todos queremos que se nos escuche pero la forma en la cual expresamos y fundamentamos nuestro pensamiento también tiene su ética.

Cuando era niño, todo parecía ser mucho más fácil. Mi mamá me enseñaba a sumar y restar, a leer y a escribir. Llegué al colegio con bastante adelanto y no tuve que repetir el Kinder. Nos mudábamos de una casa que quedaba en Pudahuel para llegar a la Villa Manuel Rojas en Maipú. Recuerdo como si fuera ayer que la primera noche en esa casa me acosté en el colchón y ví el Jappening (admito que de niño era bastante tevito). Como por el 2001 o 2002, cuando recién estábamos adaptándonos al barrio, puse el canal 2. Allí, donde había videos como el del post anterior, encontré secuencias como estas.





Así es, era Vidavisión, un canal evangélico que pretendía nada más que "conquistar la televisión", me acuerdo de las cosas mitad proselitistas, mitad humorísticas que hacían, y que los protagonistas del canal eran el Pastor Alejandro Martínez y el ministro de alabanza Jimmy Sobarzo, que de paso hacía las locuciones de la estación (a ellos dos los relacionaba con Pinky y Cerebro... Jimmy era Pinky y Alejandro Cerebro). Una de las "gracias" de este canal eran las "películas" que hacían para exponer su mensaje (eran malas copias de las películas del oeste y de la trilogía "Matrix"), o la sección "con su permiso", en que las 2 estrellas del canal contaban chistes más aburridos que los de Salomón y Tutu Tutu en Viña. Entre los clásicos predicadores o telemaratones salían estas secciones ideales para un niño pequeño que quiere estimular su imaginación. Pues bien, yo creí (con mi mente infantil) que estos seres humanos eran una amenaza para la humanidad, les creí el cuento de conquistar el mundo. Sin embargo, varios años después me dí cuenta que su ambición seguía en pie. Alejandro, un poco antes de perder el canal en manos de Jaime Cuadrado (amigo de Don Francisco y ex director de programación de Canal 13), compró el estudio Gigante, que fue usado para sus actividades de iglesia, pero también se le arrendó a fiestas pokemonas que terminaron en disturbios en las afueras del recinto. Luego cambió su nombre a Alex Marvel y se presentó como un coach motivacional (con la falta que hace de ellos...). Ha escrito libros en los que presenta al presidente Piñera como un ejemplo de éxito (?) y ha analizado la forma de liderazgo que ejerce Marcelo Bielsa. Vale decir, este hombre se apoya en liderazgos de personas muy populares en nuestro Chile pare que para mostrarse como un hombre que puede hacer exitoso a cualquiera de nosotros. Eso (para mí) es algo sumamente contradictorio. El concepto de éxito tiene un sentido diferente para cada persona, y el único que puede conseguir la plenitud de una persona es la misma persona (con la ayuda de Jesucristo para los que creemos, que es mucho más que un coach). Si este hombre quiere volverse un lider de opinión en si mismo, ¿Tiene eso alguna diferencia con "conquistar" un medio de comunicación, salvo en la tecnología útil para hacerlo? ¿Tendrá VidaVisión alguna responsabilidad en la estigmación de la gente que tiene fé y funciona desde ella? Saquen sus propias conclusiones

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