domingo, 8 de julio de 2012

El mundo al revés....

       Hay días en los que me siento con ganas de cambiar el mundo. Y luego me doy cuenta que puedo empezar por mi mismo. Pero cuesta mucho empezar cuando observas todo y las cosas parecen hechas al revés.
      Para empezar, algunos líderes están más preocupados de lo que los demás dicen de ellos que de lo que pueden hacer con el poder que tienen. Hay sacerdotes que abusan de los niños, cuando debieran ser sus mejores protectores (Lucas 9, 46-49). Hay políticos que se suben el sueldo sin tratar de hacer algo distinto por la educación, la cultura o los derechos humanos (aquí incluyo la lucha contra la desigualdad social). Hay dirigentes que se toman convicciones completamente legítimas y las usan para aparecen en los diarios y recibir apoyos, candidaturas o piropos. Hay medios de comunicación que consideran anticuado enseñar y moderno entretener a cualquier costo. Hay personas que prefieren vivir en la pobreza. Y no estoy hablando de pobreza económica, sino de pobreza de alma.
     Debo decir algo. Cuando niño, soñaba con ser un polímata como Da Vinci. Soy un ser humano que goza cuando aprende algo, cuando se contacta con lo que otros conocen. Me encantaría saber hacer de todo, y cuando me cuesta hacer algo, me enojo mucho. En parte siento que los dobleces que veo en el resto también son dobleces en mi persona. Y considero que el primer paso para cambiar el mundo es cambiarme a mi mismo, como dice Jesucristo "Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí está toda la Ley y los Profetas." (Mt 7, 13)
     Sí, el mundo está al revés, pero con cada cosa que hagamos podemos cambiarlo. Para terminar esta auto-arenga, una buena y nueva canción...

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